yo

domingo, 8 de abril de 2018

Acuerdo de Almas

Con cada persona que forma parte de nuestra vida establecemos un acuerdo de
almas. Esto significa que mucho tiempo atrás, en el reino de las almas, prometimos tener un encuentro especial, compartir la vida, modelar la experiencia, completar otra alma, al unirnos con ella en esta vida terrenal.

Los acuerdos de almas son contratos hechos antes de la encarnación entre dos
o más individuos. La teoría detrás de un acuerdo de alma implica escenarios de la vida concebidos antes del nacimiento. Las almas eligen relaciones y lazos familiares con base en las lecciones que desean aprender en la forma humana. Hay conjeturas entre algunos grupos espirituales que el crecimiento del alma puede avanzar más rápidamente a través de encarnaciones humanas que en forma de espíritu.

Al hacer este tipo de contratos antes de nacer le da a las almas la oportunidad de crear un plan que les ayude a avanzar en su crecimiento espiritual.

¿Se pueden renegociar?
Estos acuerdos no tienen la intención de ser restrictivos, tampoco están escritos en piedra; se vasan en la idea del libre albedrío de la vida humana. Se puede entender entonces, que estos acuerdos incorporan las “cláusulas de salida”. Los planes y metas mejor realizados no siempre funcionan en la vida, por lo que no es sorpresa que tampoco lo hagan en las metas espirituales más grandes. El ser espiritual no siempre tiene la mentalidad de “seamos realistas” que los humanos enfrentan a diario. Los acuerdos del alma son a menudo renegociados detrás de las escenas de toda una vida para adaptarse a situaciones que interrumpen en los escenarios ideológicos originales.

Con cada persona que forma parte de nuestra vida establecemos un acuerdo de almas. Esto significa que mucho tiempo atrás, en el reino de las almas, prometimos tener un encuentro especial, compartir la vida, modelar la experiencia, completar otra alma, al unirnos con ella en esta vida terrenal.

Los acuerdos entre las almas son compromisos para el crecimiento del alma en conjunción con otra. De esta manera, emprendemos el viaje hacia un estado de conciencia y apertura total que los místicos denominan “iluminación”.

Estos compromisos son el motivo por el cual, en ocasiones, sentimos una extraña conexión con otra persona; otras veces no entendemos que alguien con carácter difícil forme parte de nuestra vida, o nos preguntamos simplemente por qué recorremos la vida junto a alguien, como si existiera un acuerdo tácito que a su vez puede terminarse abruptamente.

Los acuerdos de alma también se basan en el “amor duro”. Por ejemplo, un alma puede querer experimentar rechazo, abandono, u otras emociones complicadas en la vida humana. Entonces, otra alma se compromete a asumir el papel de némesis.

Como miembros de esta comunidad de almas reunidas en la vida sobre la Tierra, hemos acordado no sólo recordar a los demás sobre el estado puro original, sino también realizar todo lo posible dentro de la existencia humana, infinitamente cambiante, con el fin de asegurar el crecimiento de nuestra propia alma y las de los demás.

Algunas personas vienen al mundo para ser bellas y fuertes, otras para ser complicadas o raras; algunas para morir jóvenes y enseñarnos a través de la desolación de tan terrible pérdida; otras, para vivir muchos años e instruirnos mediante su sabiduría. Sin embargo, no importa cuál sea nuestro rol: todos formamos parte de este gran destino espiritual que principalmente consiste en recordar nuestra esencia eterna y dirigir nuestros actos hacia la unión final.

Es así que a cada persona que conocemos, en situaciones buenas o terribles, breves o duraderas y cada relación de la que formamos parte representan una pequeña escena en el eterno conjunto humano, cuyo fin es el desarrollo del alma.

Al advertir esto, uno podrá asombrarse y comprender que cada persona presente en nuestra vida tiene un importante propósito : el de entrar en contacto con nuestra alma y hacerla crecer; que cada relación existe para agudizar la conciencia de nuestra alma.

Así, ya nadie nos resulta extraño, ninguna relación puede verse como un error o un fracaso. A la luz del espíritu, comprendemos que estamos cumpliendo nuestro rol, en miras a la realización de un plan perfecto y eterno.


Sin autor
Fuente: Claudio Dominguez
www.claudiodominguez.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario