También aprendí que la felicidad es una opción, es mi decisión y que, si yo quiero ser feliz, yo voy a ser feliz.
Aprendí que entre menos esperas cosas de los demás, más te sorprenderán, que tengo que aprender a ser feliz conmigo para poder ser feliz con los demás, que solamente se puede ayudar a la gente que quiere ser ayudada y que definitivamente estoy rodeado de gente buena.
Aprendí que perdiendo también se gana, que cayendo se aprende a levantarse mejor, que sufriendo también me fortalezco, que no solo se llora por tristeza, que el amor viene de uno mismo y que la felicidad siempre se encuentra a la vuelta de la esquina.
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