Así trabaja la mente cuántica.
Somos como antenas.
El campo cuántico no responde a lo que queremos; responde a lo que somos. Dado que todo potencial en el universo es una onda de probabilidad que tiene un campo electromagnético y es de naturaleza energética, tiene sentido que nuestros pensamientos y sentimientos no sean una excepción.
Los pensamientos que pensamos envían una señal eléctrica al campo. Los sentimientos que generamos atraen magnéticamente los acontecimientos hacia nosotros. Juntos, cómo pensamos y cómo sentimos produce un estado del ser, que genera una firma electromagnética que influye en cada átomo de nuestro mundo.
Esto debería llevarnos a preguntarnos: "¿Qué estoy transmitiendo (consciente o inconscientemente) a diario?"
Vía FB Verónica Graziadei
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